lunes, 1 de noviembre de 2010

La niñez en Sierra Morena;

El comentario de esta semana trata de la infancia de una mujer llamada Carmen Herrera Santiago. Esta mujer actualmente vive en Sevilla, pero toda su infancia la pasó en la Sierra Morena. La historia de su infancia empieza así:

Carmen vivía en un poblado en el centro de Sierra Morena, exactamente en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, allí había una panadería, casa de cofradía y muchos niños jugando entre los árboles. Las minas de uranio se encontraban en el Santuario y se explotaron al Máximo y siempre había mucho trabajo, todavía hoy en día se puede ver los trocitos verdes del mineral. Los hijos de los mineros seguirían con los trabajos de sus padres.

Fue una época muy bonita de su niñez. Los niños jugando siempre, alegraban el poblado. Todos vivían al aire libre, aunque nunca enfermaban, todos se conocían muy bien, no había rivalidad y lo más importante: Todo era de todos. Los niños iban a la escuela por a mañana y por la tarde hacían las tareas del campo. Los niños ayudaban a sus padres a hacer vallas para el ganado, dar de comer a los ciervos, hacer fuego, recoger leña, aprender a caza…

Las niñas lavaban en piedras, hacían masas para el pan, planchaban con planchas de carbón. Uno de los momentos más especiales de la vida en el poblado era mirar las estrellas. Los niños del poblado crecían viendo a los jabalíes, linces y siervos. Otro espectáculo eran las puestas de sol, por la tarde subían a la ermita y contaban el tiempo que tardaba el sol en esconderse.

Los enseñaron a querer la Sierra y a respetarla como si fuera su propia casa, aprendieron civismo y a proteger la tierra y su entorno.

Una anécdota que cuenta Carmen es que al lado del Santuario hay una Virgen que se hizo en honor de los que murieron en el asedio en la guerra civil. Tiene ocho o diez estrellas en la cabeza, de acero. Pues esas las puso el padre de Carmen y cada vez que mira esas estrellas sabe que una parte de su padre está ahí. Sus padres trabajaban en la recogida de la aceituna y entonces tenía que cambiar de escuela cada vez que sus padres se trasladaban a Porcuna, ya que ella no podía perder clase, esa era siempre su prioridad. A lo largo de su vida, en la escuela conoció a tres maestras que la marcaron mucho: La Srta. Conchi, Dª Mercedes y la Srta. Lolina. Gracias a estas señoritas, Carmen aprendió mucho en la vida y aprendió a afrontar los problemas. Todas sus experiencias en la escuela fueron muy positivas para ella pues era muy tímida y le sirvió para abrirse a la gente y a la vida y a saltar vallas. Ahora se da cuenta de que todo lo que tiene se lo a ganado ella a pulso. Total, la vida en el campo tiene sus ventajas y sus desventajas, pero Carmen ha sabido mirar el lado bueno a las cosas. ¡Hasta la semana que viene! …

No hay comentarios:

Publicar un comentario